jueves, 28 de agosto de 2008

Idiomas by Fontaneda

Gracias a los envases de los artículos que consumimos día a día podemos adquirir ciertas nociones de una lengua extranjera. Ya saben que para ahorrar costes y por aquello de la globalización, los ingredientes o indicaciones que incorpora un producto están en varios idiomas. Fuera de esta tendencia quedan las instrucciones de los aparatos electrónicos, ya que la gente (el común de los mortales) no las lee nunca.

Evidentemente la utilidad de estas autoenseñanzas que uno adquiere mientras lee los ingredientes de las galletas es muy limitada, aunque ya empiezan a notarse las influencias (hay un grupo musical español llamado 'zutaten', que quiere decir 'ingredientes' en alemán), y permite detectar palabras particularmente divertidas.

El mejor ejemplo es el portugués porque hay variadas y curiosas sorpresas. Lógicamente las similitudes con el español son mayoritarias, pero cuando hay una diferencia, esta es de órdago.

Ejemplos al canto:

Galleta. Ésta es fácil y seguro que os la sabéis. No es 'galheta' que es lo que uno se espera, sino 'bolacha'. ¿Bolacha? Vamos a ver señores portugueses, que no tiene forma de bola, a ver si aprendemos a ver en 3D. Una galleta es típicamente bidimensional -incluídas las Campurrianas. Podría valer 'bolacha aprastada', pero seguro que eso significa 'hamburguesa', o bien 'filete ruso'. No tiene más explicación que sea una palabra que venga del vascuence.

Niño/niña. Para flipar, señores. No es 'ninho', no, sino 'criança'. ¿Y si es huérfano? Cría de quién, ¿del estado? Además tiene el problema de que no tiene distinción de sexo, lo que obliga a los portugueses a especificarlo: criança do pito (caso 1) y criança do no pito (caso 2). un claro ejemplo de atropello de la siempre deseable economía de lenguaje.

Pollo. 'Frango', así, sin más. Porque ellos lo valen. No podía ser ni 'polho' (lo tenían a huevo, nunca mejor dicho), ni 'galhino', ni ninguna otra palabra coherente. Ni me imagino el cachondeo con determinado personaje que gobernó España durante 40 años. Es como si François Mitterand se hubiera llamado François Ebefante ¡Qué humillación!

Tarta de fresa (línea de juguetes infantiles). Esta es de nota... tachán... ¡'Dolcinho de Morango'! Para empezar, 'Tarta de Fresa' es un personaje femenino, siendo ella misma y su extensa variedad de accesorios de diferentes tonalidades de rosa. Es el mundo rosa por excelencia, el colmo de la cursilería del país de la piruleta. Y Dolcinho de morango es claramente masculino, ¡y por partida doble nada menos! Lo peor es que si le preguntas a un español medio qué significa, te dirá 'Dulcecito de Mango'. Y esto forma parte del lenguaje habitual que emplean algunos caballeros en sus contactos amorosos carnales.

Guitarra. Ésta palabra no aparece en las cajas de las galletas, pero es un caso que merece atención especial. Recordemos: en inglés 'guitar', en francés 'guitarre', alemán 'gitarre', portugués... (suspiro)... 'violão' ¿¿?? Me pregunto cómo se dirá, no sé, laud ¿acuchillão?, orquesta: ¿matanzão?, asesino en serie ¿bandurrião?

Jamón. Trivial... se dice 'presunto'. Sin comentarios.

Chicle. Esta es de nota: 'Pastilhas Elásticas'. En realidad así aparece en un paquete de grageas. Imagino que en un chicle normal será... mmmm... no sé... gomasinhas elásticas ¿?

Dejemos el portugués para comentar otro caso simpático.

Hay productos que están total y absolutamente globalizados, y contienen indicaciones en una cantidad de idiomas alucinante. El mejor ejemplo son los flotadores de los niños. Deben venderlos hasta en la Antártida:

Ya me imagino la escena: te montas en el típico barco laboratorio, llegas a la base científica, hay 47 grados bajo cero, y según avanzas penosamente por la nieve ves un 'todo a 100'. Alucinado, entras, y junto a los ceniceros que ponen “Estuve en la Antártida y me acordé de ti”, ves un montón de flotadores, por si te caes al agua para que te mueras congelado, no ahogado.

A lo que iba, ya sabéis lo que ponen los flotadores estos: “Atención, este artículo debe ser utilizado bajo la supervisión de un adulto, bla, bla, bla...”.

Hay un idioma donde '¡atención!' se dice, tachán: 'demesio!', ni idea de qué idioma es (premio para el que lo averigüe). Imagináos el panorama en allende a tomar por saco de lejos: “Demesio Nikolae! No te arrimestu aigua, seru dangerosu, presta demesio, jolineski !”.

Espero que en ese idioma no exista el nombre de pila 'Nemesio', es como si aquí 'Abención' lo fuera. Ejemplo de típica escena aeroportuaria:

- (voz en off) Atención, atención, se ruega a los señores pasajeros que bla, bla, bla...
- (nuestro amigo Abención, en un mostrador de Iberia) Oiga usted, creo que me han llamado...
- (señorita en mostrador) No señor, no hemos dicho 'abención' sino 'atención', no le hemos llamado a usted.
- ¡ah, perdone!
- (voz en off otra vez) Atención, los pasajeros con destino a Alpedrete...
- Oiga, creo que me llaman otra vez
- Que no, coño.

Tal vez crean ustedes que Abención, por su forma, nunca podría ser considerado un nombre de pila, pero servidor recuerda que viendo 'El Precio Justo', hace tropecientos años, salió a concursar una señorita que se llamaba 'Invención'. A la pobre le llamaban 'Inven' en casa (tendría un hermano Amstran, digo yo). Le preguntó Joaquín Prat “¿y eso de 'Inven' qué invención es esa, conoce usted a otras Inven?”, a lo que respondió muy resuelta “sí señor, claro que sí, a mi abuela”.

Pues vaya con la abuela. Menudo legado.

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