sábado, 4 de julio de 2009

Guapo guapo guapo

Señoras y señores, concurren en mi caso las siguientes variables:
  • no sufro Protoplaxia (denominación popular de la Prosopagnosia),
  • tengo en casa algún artilugio de esos del demonio donde se refleja la gente (vulgo espejo), y además
  • tengo un sentido de la estética digamos de alto consenso,
Por lo tanto, es razonable suponer que el concepto que tengo de mi propia apariencia no debe andar muy alejado de la realidad.

Sin ánimo de autolacerarme y con el propósito de que ustedes se sitúen – en particular los prosopagnósicos que pululan por aquí – digamos que en una escala de belleza humana del uno al diez yo estoy en la parte donde ya se definen algunos animales. Por eso me llamó tanto la atención que una compañera me enviara un correo con el siguiente saludo: “Hola guapo guapo guapo”. El entrecomillado, por supuesto, es transcripción literal.

Esto me recordó ese correo tan gracioso donde se interpretaba el lenguaje de las mujeres. Ya sabes, “sí” quiere decir “no”; “no” quiere decir “sí”; “no pasa nada” significa “tenemos que hablar” y cosas por el estilo.

Así que empecé a pensar en qué habría querido decir en realidad mi colega, y también en la sospechosa frecuencia con que algunas mujeres me llaman guapo.

Este caso en concreto se ha dado con una compañera con la que he realizado recientemente un viaje de trabajo. Apenas nos conocíamos antes de esta visita – se incorporó a la empresa recientemente – y se podría decir que congeniamos.

Le he dado algunas vueltas al asunto (cuatro o cinco minutos mientras escribo estas líneas), y he deducido que lo que realmente quieren decir cuando te llaman “guapo” es: “simpático”, “agradable”, “te aprecio” o “me caes bien”; lo cual no está nada mal, la verdad, pero evidentemente nada que ver con su significado original.

También mientras escribo he recordado lo que hago yo mismo en una circunstancia particular: cuando un conocido me presenta con todo el orgullo del mundo a su bebé, que resulta ser bastante feo. Sí, señores, hay niños feos, los hay, los he visto yo, son muchos. Son igual de tiernos, de cariñosos, y ni que decir tiene que merecen todo el aprecio y el amor de sus padres y de todos los que los rodean, y me repugna cuando un padre o una madre se lamenta de no haber tenido un hijo del sexo o con la apariencia física deseada.

A lo que iba, cuando veo un bebé feo podría decir “¡qué guapo es!”, pero me aterra pensar que suene falso, que sus padres tengan un sentido de la estética capaz de superar el amor paternal y que alguno piense: “¡Hipócrita! ¿Es que crees que no tengo ojos en la cara? Este niño es feo, anda, di otra cosa, hombre”. Así que utilizo toda clase de vericuetos verbales para superar la situación. Exempli gratia:

- ¡Uy, qué bebé tan simpático!
- ¡Hala! Qué grande está
- ¡Qué majo!
- Clavadito a su padre (o madre)
- ¡Qué ricura!

Soy de la opinión de que este tipo de piropos son más valorados por los padres, que aprecian el esfuerzo, a veces ímprobo, que uno tiene que hacer para extraer un comentario positivo de sus espantosos hijos, y que va unido a un fidedigno deseo de agradar desprovisto de toda hipocresía.
Pero claro, si bien es adecuado decirle “simpático” a un bebé, para una persona adulta resulta claramente ridículo, cuando no contraproducente.

- ¡Qué hay, simpático!

La única respuesta coherente a esta exclamación incluirá típicamente referencias indecorosas a la madre del autor del comentario.

Además, a los adultos nos gusta que nos regalen el oído, aunque sea mentira. No somos como los niños, que se pasan el día jugando y sin la menor preocupación. Nosotros tenemos hipoteca, recibos, marrones, madrugones y atascos. Y toda ayuda para superar el día a día es poca.

Recuerdo un conocido que tras una ruptura sentimental le dio por frecuentar puticluses porque los piropos que le dedicaban las mmmm… profesionales le subían el ánimo. Se ve que los halagos de pago también son efectivos. En fin, a mí no me funcionaría:

- ¿Qué hay, guapo?
- Pues mira, que me lo he pensado mejor y que en vez de gastarme el dinero contigo, que me lo voy a fundir en un rato, me compro las pelis de Futurama en Blu-Ray, que las voy a disfrutar toda la vida.
- Pos vete, so feo.

Resumiendo:

Guapo. Significa lo siguiente: nos conocemos algo, no mucho, te aprecio y me caes bien. Eres feo y ni loca tendría nada contigo, pero ¿por qué no alegrarte el día?

Guapetón. Misma acepción que la anterior, aunque se aplica para personas con mayor grado de familiaridad. También si el grado de fealdad es razonablemente bajo.

Guapo guapo guapo. Significa: vale, hemos visitado un cliente juntos y nos llevamos bien. La semana que viene tenemos visita doble y tendremos que hacer noche. Mejor que nos llevemos bien, pero ten cuidadito y no te pases ni un pelo.