martes, 10 de mayo de 2011

Soy de una secta

Eres inferior a mí, lo sé. Porque no perteneces a mi secta.

En mi secta, todos estamos más sanos que tú.
En mi secta, todos nos sentimos mejor que tú.
En mi secta, nos reunimos en nuestros locales, dejando la mitad de un sueldo mínimo mensual, a realizar nuestro culto, todos los días, varias horas al día.
En mi secta, pagamos a un líder que nos instruya y haga seguimiento de nuestra evolución.
En mi secta, damos lo mejor de nuestra vida, de nuestra juventud, de nuestro esfuerzo por nuestro culto.
En mi secta, conocemos gente con el mismo culto y nos cruzamos con ellos para conseguir más adeptos.
En mi secta, el consumo de sustancias complementarias a las comidas está permitido y es, incluso, recomendable para nuestro culto.
Hemos conseguido que el pensamiento de mi secta sea considerado el pensamiento normal gracias al apoyo de los medios y de los ídolos de la juventud. Cualquier otro culto es absurdo y debe ser eliminado.
Tus enfermedades se deben a que no estás en mi secta: te las mereces.
Tus problemas son consecuencia de que no perteneces a mi secta: te los mereces.

Porque yo estoy apuntado en un gimnasio y tú no, piltrafilla...
Porque yo hago una dieta sana y tú no, piltrafilla...

Fdo. El que se sienta insultado

Gimnasios, dietas y otras engañifas mentales...

Este artículo es una reflexión rigurosa sobre algo que no entiendo y que atrapa a todo el mundo. El objetivo no es convencer a nadie, ni enseñar sus vergüenzas en público, no hablo de nadie en particular, hablo de todos. Y no, no critico ninguna opción, cada quién es dueño de sus decisiones.

No voy a un gimnasio. No he ido nunca. Ni iré por mi propio pie jamás. Si hay gente que no pisa iglesias y es respetada (es su ideología, su culto), es más, si hay gente que condena a los que pisan iglesias, cómo no voy a poder yo no pisar un gimnasio. No hago ninguna dieta. No la he hecho nunca y, salvo prescripción médica, no la haré. Soy, efectivamente, un ateo del cuerpo.

Es más, creo que el culto al cuerpo es el nuevo opio del pueblo. Es más importante mostrar bíceps o culos respingones que conocimientos o sensibilidad, la imagen es la única variable que da el éxito en cualquier campo de esta vida. Los jóvenes no quieren estar con personas inteligentes, interesantes o con buena conversación, prefieren estar con cualquiera que supere su propia cercanía a un canon de belleza establecido en los Holiday Gym, O2 o Holmes Places de turno... Cualquiera. Y después de ese cualquiera viene otro cualquiera.

Las falacias que se suelen usar por parte de los convencidos de esta religión son de todos conocidas:
  • Es deporte y el deporte es salud / hay que comer de todo para estar sano
  • Gracias a mi dieta / mi entrenamiento me encuentro mejor
  • Está científicamente demostrado que...
  • Es necesario para mí, no puedo permitirme renunciar a mi gimnasio / mi dietista
Y claro, el argumento que puede con todos, el anillo del poder:
  • Tú no lo entiendes porque no lo practicas.
Pues no, no lo practico. Pero...
  • Mi salud es la que es por las enfermedades que padezco desde niño, me encuentro perfectamente bien cuando no las sufro. Por cierto, para mí, eso que se hace en los gimnasios NO es deporte: lo es la natación, el atletismo, la halterofilia, el ciclismo, pero esas simulaciones absurdas... Uy, espera, que a lo mejor echar unas partidas en el Wii Sports es un deporte!!! O jugar con las palas en la playa!!! O lanzar el frisbee!!!
  • Está científicamente demostrado que sin pisar un gimnasio ni hacer dieta se vive más (buscadlo, buscadlo, nadie ha muerto por no haber ido nunca a un gimnasio, está científicamente demostrado)
  • Por supuesto, se puede vivir sin hacer dieta ni ir a un gimnasio... y vivir muy pero que muy requetebién, doy fe.
Y claro... si tú no lo entiendes es porque ya estás pagando por tus pilates o tu hipocalórica.