sábado, 8 de octubre de 2011

Fabricar bombas nucleares ya no da dinero

Hola, me llamo Juan. Soy de Torralba de la Roca, un bonito pueblo de la sierra. Yo, como muchos de mis paisanos, nos dedicamos a la fabricación de bombas nucleares. Hace un tiempo, en los 70, pero sobre todo en los 80, era un buen negocio. Había muchos clientes, se hacían muchos pedidos, y había trabajo para todo el mundo. Hoy día, apenas quedamos dos o tres que nos dedicamos a esto en Torralba, y básicamente lo que hacemos es desmantelar, porque lo que es la fabricación, la cosa está muy parada.

En los buenos tiempos, prácticamente todo el pueblo se dedicaba a ésto. Incluso mi primo José, que era cartero, se dedicaba en sus ratos libres a enriquecer uranio, porque con su horario de funcionario, y además siendo soltero, no tenía otra cosa que hacer. Mira que le dije que le uranio no tenía mucho futuro, que se fuera directamente al plutonio, que enriquecerlo era un coñazo muy grande. Pero él, erre que erre, no me hizo caso. A él le daba igual pasarse las tardes enteras con las centrifugadoras sacando uranio 238. Y al final, con la cosa de que era de la familia, era yo el que le tenía que comprar la producción, y eso que estaba loco por pasarme al plutonio, porque yo siempre he sido mucho de innovar ¿saben? Total, que al final me tocaba a mí convencer a los americanos y a los indios (los de la India, no los arapahoes) de que el género era bueno y avanzado y que explotaba bien. Menos mal que muy poco después ya todos nos pasamos a las termonucleares, donde ya el combustible del iniciador era lo de menos. Pero ¡vaya meses que me pasé dándole vueltas a la cabeza a ver qué hacía yo con todo el uranio! Porque claro, además, José, el señorito, como veía que la cosa le rentaba, se escaqueaba del tema de repartir cartas y venga a producir uranio enriquecido. Hubo un momento en que no sabía ni cómo darle salida.

Al final José, como otros muchos que no eran ni la mitad de espabilados que él, hizo dinero. Se hizo una casa muy buena, con piscina y todo, en el mismo centro de Torralba, y compró dos chalés adosados para alquilar, en el camino del cementerio, en la parte nueva. Yo le dije que meterse en alquileres era un quebradero de cabeza, pero como siempre, no me hizo caso.

De los de mi pueblo, y no es por presumir, yo era de los que mejor material hacía, y del más avanzado. Con la moda de las termonucleares, yo fui el primero que sacó una bomba de más de un megatón. Recuerdo que por aquellos entonces todavía vivía mi abuela, que en paz descanse, y en una comida familiar cuando se lo contaba a todos, me acerqué a ella y le dije:
- ¡Abuela!, que ya hemos pasado del megatón
- ¡Ay, hijo! Que Dios te bendiga
La pobre no entendía nada de lo que decía, pero se ponía contenta sólo de vernos a nosotros tan felices.

Nosotros hemos viajado mucho a América, pero por el negocio, que yo para descansar ya me quedo en mi casa. Hemos conocido a muchos presidentes de América, cuatro o cinco, lo normal, vamos. Que yo recuerde así de cabeza a Johnson, Nixon, Carter y Reagan. El mejor de todos, para mí - para los americanos ya no sé-, pero para mí, era Nixon. Era un tío simpático, con un trato muy campechano. Pedía mucho y pagaba regular. Teníamos que estar llamándolo cada dos por tres: "Mira Richard (tenía nombre de gitano, ¡ja ja!), que tenemos aquí una notilla pendiente, que a ver si la abonamos, que me da vergüenza tener que llamarte para ésto, pero es que luego se acumula y os va a costar más trabajo pagarlo todo". Y él me decía "que sí, ya mismo, hombre, es que estamos más liados que la pata de un romano, pero tú no te preocupes, que nosotros somos como los ayuntamientos, que siempre pagamos, aunque sea tarde".

Luego estaba Carter, que era un triste. No le gustaba nada el tema de las bombas y por eso los rusos lo chuleaban lo que querían. A mí me hizo algún feo en un viaje que no me quiso ni ver. Eso sí, cuando lo veía, con muy buenas palabras siempre, pero macho, es que no se decidía el hombre, y a mí me traía loco. Yo, con toda la producción parada, y él sin saber si comprar o no, que si los rusos, que si preguntar al congreso, que si el senado, y yo le decía "Pero Jimmy, nombre, ¿no eres tú el presidente? Pues dí tú ya lo que sea que seguro que a todos les parece bien".

Fijaos que yo, con todo lo paleto que soy, al final tuve que explicarle a Carter un par de cosas. Yo le decía, "mira Jimmy (este también gastaba un nombre que era una irrisión), que esto de la política internacional a ti te parece muy complicado pero es que no lo es, que con los rusos, que yo ya los tengo calados, la cosa es más sencilla de lo que parece ¿sabes?". Y me decía él "pero es que yo no poder comprar más misiles porque aumentar escalada armamentística y entonces prensa estadounidense acribillarme".

Yo le tuve que explicar que por la prensa no habría problema. Que había que hacer las cosas de tal forma que sólo los rusos supieran que se estaba aumentando el arsenal. Se me quedó mirando con cara de pánfilo y me dijo "¿pero cómo hacer eso, Juan?", y yo le dije, "coño, muy fácil, tú me haces un pedido en B, ¿sabes? y no se entera nadie, como mucho los rusos, pero eso no pasa nada, porque hasta interesa que lo sepan, para tenerlos acojonados". Entonces va el Carter y me dice "¿y qué ser pedido en B?".

¡Mira!, yo no sabía dónde meterme, el presidente de todo un América, ahí todo más serio que un ajo, el tío más importante del mundo, y no sabía lo que era pagar sin IVA.

- Mira Jimmy - le decía yo - eso es que tú me compras el material, y yo no te hago factura, y te ahorras el IVA y todo lo que tú quieras.
- ¿Pero tú poder hacer eso?
- ¡Hombre claro! Mira, tú me haces una compra de repuestos, así ni los pacifistas ni la prensa se enteran. En el barco, junto a cuatro repuestos, yo te echo 40 o 50 misiles de los gordos, tú y yo chitón, y no se entera nadie.
- Pero si tú no hacer factura de éso ¿yo tener garantía de fábrica también?
- Que sí, hombre. Mira, yo no debería decir ésto, pero con Nixon se ha vendido en B lo más grande, y nunca ha habido problemas ¿Tú te has enterado de todo lo que yo le he vendido? ¿A que no? Pues eso. Tú no te preocupes por la garantía que vosotros sois mi mejor cliente. Si yo os dejo tirados, ¿qué hago yo? ¿Me voy a la India? Les vendí una bomba a ellos hace ya ni se sabe, y todavía están con la bomba parada que no saben ni qué hacer con ella. Yo venga a decirles que con una una bomba no se hace nada, que si empieza una guerra en cuanto te quieres enterar te quedas en pelotas, pero rápidamente. Pero que no hubo manera, los indios son muy difíciles de tratar. Que tú no te preocupes, Jimmy, con toda confianza. Yo te vendo sin IVA todo lo que tú quieras.

Al final se enrolló, pero mira que me costó trabajo convencerlo. Tuve que dar más viajes que el baúl de la Piquer, con lo poco que me gusta a mi viajar.

Luego estaba Reagan, que era un cachondo, un poco estirado y algo malafollá, eso sí. Pero le tenía una ojeriza a los rusos que no era normal, y eso había que aprovecharlo. Yo creo que ese ha sido el momento donde hemos estado mejor de trabajo en Torralba, porque hacían pedidos como si no hubiera mañana. El fax, es que ardía. Un día tuve que ponerle papel del culo en el alimentador porque se me acabó el papel normal en mitad de un pedido. Por si no lo sabías, dos rollos de la marca Scottex, hacen el ancho de un A4, pero tienen que ser Scottex, el de Mercadona, por ejemplo, no vale. Total, que yo mismo y mi cuñado sujetando los rollos por un lado y mi sobrino Alberto pegándolos por el centro con fixo, joer lo que nos reímos aquel día.

En Torralba, todos los que nos dedicábamos a ésto nos llevábamos más o menos bien. Había mucha industria auxiliar, y a mí me gustaba mucho tirar de la industria auxiliar, yo no era de los que lo querían acaparar todo. Por ejemplo, los de Manufacturas Hermanos Martínez, unos de la competencia, eran de los que lo querían hacer todo: el enriquecimiento del uranio, el montaje, el diseño de los proyectiles, vamos, lo que viene siendo todo el proceso.

A mí, sin embargo, me gustaba concentrarme en lo mío, que era la construcción de la bomba en sí. Yo ya compraba el material ya preparado a otros, y el tema de meterlo en el misil también se lo dejaba a otro del pueblo. La verdad es que lo de los misiles a mí nunca me ha llamado mucho la atención. Reconozco que es mejor, sin dudarlo, porque ya en estos tiempos lanzar, como se hacía antiguamente, una bomba atómica, desde un avión para luego tener que salir pitando para que no te pillara la onda expansiva, era un compromiso. Con el misil no hay problemas, tú lo programas, para Moscú, para Vladivostok, para donde haga falta, le das a un botón, y a volar.

Pero a mí, como ya he dicho, es que no me gustan los misiles, ni acercarme. Es que me da mucho respeto. Porque trabajar en un lugar con tanta gasolina, con pruebas de empuje, todo lleno de humo y de fuego, para ser sincero a mí me da un poco de miedo, que con el menor descuido sales achicharrado.

En fin, que eso eran los buenos tiempos. Ahora ya producir, producimos muy poco, ahora casi todo es desmantelar. Que si nos lo piden pues tendremos que hacerlo, porque tampoco podemos tener a la gente parada, pero que tiene su cosa, que tú has cobrado un dinero por fabricar una bomba, y después el mismo cliente quiere que se la desmontes, que si lo piensas fríamente, es que es el mundo al revés. Es como si vendes un coche y al cabo del tiempo vuelve el cliente, con el coche totalmente nuevo, y te dice que lo desguaces, y encima te paga por ello. Claro, con el dinero público la gente no se da cuenta de todo lo que se despilfarra.

Porque vamos a ver, ¿ya no quieres las bombas atómicas? Coño, pues guárdalas, que es que además ya tienes el sitio, y déjalas ahí que no caducan, y nunca se sabe cuándo te van a hacer falta. Pero ahora que están todos muy bien y son muy amigos, pues venga, a desmantelar, pero mañana viene otro medio chalado, y seguro que me están llamando a las tres de la mañana para que vuelva a montarlas, ¡venga hombre!

A mí me explicaron, porque a veces me siento como mi abuela, que uno ya no entiende nada, que es que no vale con tenerlas paradas, ni desactivadas. Que había que destruirlas completamente, porque luego hacen inspecciones de calidad, que si la ISO9000 y no sé qué narices, y que si observadores internacionales y que todo el mundo mete la nariz en los asuntos del gobierno. Yo, lo que es yo, no lo permitiría si fuera presidente. Hombre, que venga un tío de fuera, que no conoces de nada, a ver tus silos y a toquetear tus misiles ¡por favor! Si yo les decía a los militares "mira, les quito cuatro cables de dentro, y parece que el misil está muerto, cuando lo enchufan, eso ni anda ni ná, y si quieren ver bombas desmanteladas, yo te vendo, qué narices, te regalo un par de contenedores que tengo ahí de piezas sueltas y tú se las enseñas, y que te digan algo". Pero que no, que querían hacerlo todo bien. Y yo les decía, "tú verás, pero cuando empiecen a salir los misiles sin IVA, se va a montar una buena" y me dijeron "pues eso, que ya aprovechamos y nos quitamos ese marrón de encima, porque reconoce, Juan, que eso es un marrón". La verdad es que tenían razón, las cosas como son. Pero bueno, todo esto al final, es política.

martes, 28 de junio de 2011

Lo importante es aprender

En mi corta pero dilatada vida como trabajador me he dado cuenta que lo mas importante es aprender allá donde vayas, y que de todos los jefes se aprende, si si, de todos, de los buenos, de los mediocres y de los malos.
¿De los malos? Pues si, de los malos... de hecho, de los que menos se puede aprender es de los jefes mediocres pero tanto de los buenos como de los malos se puede aprender un montón de cosas.

De un jefe mediocre se puede aprender poco, pero siempre algo... a como ser o no ser mediocre, a elección de cada uno o a como trabajar para ir sacando las castañas del fuego, aunque creo que en este caso lo mejor que puedes hacer es intentar no sacar mucho heredado de esta relación.

De un buen jefe se pueden aprender muchas muchas cosas. Como trabajar, como motivar e incentivar, como ayudar, como hacer las cosas bien, como gestionar los tiempos y a las personas, como actuar delante de otros jefes, como liderar,etc. Es una experiencia enriquecedora incluso atractiva para cualquier persona con un mínimo interés por su carrera profesional para tratar de crecer de la mejor manera posible.

Por último, de un mal jefe se pueden aprender tantas cosas o mas que de uno bueno, lo único importante es el enfoque. Puedes aprender a como hacer o no las cosas, como se debe o no se debe trabajar, como motivar o no motivar a las personas, como liderar bien o mal un equipo, como actuar delante de los otros jefes, como gestionar bien o mal tiempo y personas, etc... todo dependerá del tipo de jefe que quieras llegar a ser en un futuro próximo.

Lo importante en un trabajo es trabajar, y trabajar bien y aprender a como hacerlo para posibles futuros trabajos... así que depende de cada uno con que quedarse y que utilizar en cada momento.

martes, 10 de mayo de 2011

Soy de una secta

Eres inferior a mí, lo sé. Porque no perteneces a mi secta.

En mi secta, todos estamos más sanos que tú.
En mi secta, todos nos sentimos mejor que tú.
En mi secta, nos reunimos en nuestros locales, dejando la mitad de un sueldo mínimo mensual, a realizar nuestro culto, todos los días, varias horas al día.
En mi secta, pagamos a un líder que nos instruya y haga seguimiento de nuestra evolución.
En mi secta, damos lo mejor de nuestra vida, de nuestra juventud, de nuestro esfuerzo por nuestro culto.
En mi secta, conocemos gente con el mismo culto y nos cruzamos con ellos para conseguir más adeptos.
En mi secta, el consumo de sustancias complementarias a las comidas está permitido y es, incluso, recomendable para nuestro culto.
Hemos conseguido que el pensamiento de mi secta sea considerado el pensamiento normal gracias al apoyo de los medios y de los ídolos de la juventud. Cualquier otro culto es absurdo y debe ser eliminado.
Tus enfermedades se deben a que no estás en mi secta: te las mereces.
Tus problemas son consecuencia de que no perteneces a mi secta: te los mereces.

Porque yo estoy apuntado en un gimnasio y tú no, piltrafilla...
Porque yo hago una dieta sana y tú no, piltrafilla...

Fdo. El que se sienta insultado

Gimnasios, dietas y otras engañifas mentales...

Este artículo es una reflexión rigurosa sobre algo que no entiendo y que atrapa a todo el mundo. El objetivo no es convencer a nadie, ni enseñar sus vergüenzas en público, no hablo de nadie en particular, hablo de todos. Y no, no critico ninguna opción, cada quién es dueño de sus decisiones.

No voy a un gimnasio. No he ido nunca. Ni iré por mi propio pie jamás. Si hay gente que no pisa iglesias y es respetada (es su ideología, su culto), es más, si hay gente que condena a los que pisan iglesias, cómo no voy a poder yo no pisar un gimnasio. No hago ninguna dieta. No la he hecho nunca y, salvo prescripción médica, no la haré. Soy, efectivamente, un ateo del cuerpo.

Es más, creo que el culto al cuerpo es el nuevo opio del pueblo. Es más importante mostrar bíceps o culos respingones que conocimientos o sensibilidad, la imagen es la única variable que da el éxito en cualquier campo de esta vida. Los jóvenes no quieren estar con personas inteligentes, interesantes o con buena conversación, prefieren estar con cualquiera que supere su propia cercanía a un canon de belleza establecido en los Holiday Gym, O2 o Holmes Places de turno... Cualquiera. Y después de ese cualquiera viene otro cualquiera.

Las falacias que se suelen usar por parte de los convencidos de esta religión son de todos conocidas:
  • Es deporte y el deporte es salud / hay que comer de todo para estar sano
  • Gracias a mi dieta / mi entrenamiento me encuentro mejor
  • Está científicamente demostrado que...
  • Es necesario para mí, no puedo permitirme renunciar a mi gimnasio / mi dietista
Y claro, el argumento que puede con todos, el anillo del poder:
  • Tú no lo entiendes porque no lo practicas.
Pues no, no lo practico. Pero...
  • Mi salud es la que es por las enfermedades que padezco desde niño, me encuentro perfectamente bien cuando no las sufro. Por cierto, para mí, eso que se hace en los gimnasios NO es deporte: lo es la natación, el atletismo, la halterofilia, el ciclismo, pero esas simulaciones absurdas... Uy, espera, que a lo mejor echar unas partidas en el Wii Sports es un deporte!!! O jugar con las palas en la playa!!! O lanzar el frisbee!!!
  • Está científicamente demostrado que sin pisar un gimnasio ni hacer dieta se vive más (buscadlo, buscadlo, nadie ha muerto por no haber ido nunca a un gimnasio, está científicamente demostrado)
  • Por supuesto, se puede vivir sin hacer dieta ni ir a un gimnasio... y vivir muy pero que muy requetebién, doy fe.
Y claro... si tú no lo entiendes es porque ya estás pagando por tus pilates o tu hipocalórica.

jueves, 10 de febrero de 2011

Pues yo también quiero una moza medieval

Después de ver la moza que se ha agenciado Píter, he resuelto que yo quiero otra. Sí, es envidia ¿pasa algo? Tengo una máquina del tiempo, soy en consecuencia rico, y tengo por costumbre concederme los caprichos que se me antojan. Naturalmente, y dada mi posición, podría permitirme cualquier buenorra actual sin escrúpulos que quisiera. Al parecer, según se puede ver en Telecinco, hay mucho donde elegir.

Pero la quiero medieval, las de ahora no me valen. Verán, soy un hombre casado y una chica actual sería un problema. Aparte de ponerle el piso tendría que pasar tiempo con ella, podría llamarme, enviarme mensajes, y exhibirse borracha en cualquier sarao contando cosas que no debe.

Una chica medieval, en cambio, debe ser de otra forma. Una mujer de su casa, que espere meses y meses (me voy a la guerra, cariño, volveré Dios sabe cuándo), y me que trate como a un rey, porque ya me preocuparé yo de decirle que soy rey de algo, o conde, qué más da.

No se hable más, voy a coger mi súper todoterreno con condensador de fluzo (paso del DeLorean roñoso) y me piro al siglo XIV.

A ver, las cosas no son tan fáciles, señores. Estamos hablando de hace un ... ejem... porrón de años. Las personas en esa época no se parecen en nada a las de ahora. Aparte de que no saben qué es un móvil, hay otras diferencias importantes.

Esta gente no ha visto un médico en su vida. Han pasado enfermedades, desnutrición y la palabra higiene, en su sentido más amplio, carece de todo sentido. La estatura media es de 1,50 para las mujeres así que encontrar una Gwyneth Paltrow, aunque sea andrajosa, es bastante difícil. Pero tengo un todoterreno y un montón de tiempo.

Con el Range Rover da gusto ir por esos caminos asquerosos. En el maletero llevo un montón de latas de conserva: mejillones, atún, espárragos... 400 kg., suficientes para cambiarlos por la moza que me dé la gana. También llevo un arma secreta: un traje ultrabrillante que me dará el necesario empaque para hacerme pasar por el Rey de un país estraño. El traje es en realidad un chándal de los años 80. Para que nos entendamos, el típico chándal de yonqui, de una combinación de colores blancos, verdes y morados para ser exacto.

Después de visitar aldeas durante una semana he encontrado a la moza perfecta. Tiene de todo, no le falta de nada y bajo los estándares del siglo XXI es más que potable. De entre las latas saco una bolsa de aseo extragigante y le explico unas cuantas cosas. Vive al lado de un río (condición sine quanon), que dejó hecho una porquería cuando terminamos el procedimiento de limpieza. Se puso la ropa que le llevé, incluso la interior a pesar de sus recelos. Sí, se sentía incómoda con todo eso tan pegado a su cuerpo. Cuando se acostumbró a la ropa le expliqué que mañana debía ponerse otra. El mundo al revés, pensó ella.

Pues nada hija, sube al coche que lo vas a flipar. Le di una vuelta por el pueblo para que presumiera y acto seguido nos fuimos a hoy mismo. Por supuesto que no le enseñé a usar el teléfono. Imagínate que la joía llama a mi casa, donde está mi mujer... ni hablar. Ninguna falta le hace el teléfono.

Lo primero, obviamente, fue llevarla a una esteticien que le quitara todos los pelos que le sobraban, que eran muchos y estaban por todas partes. Después a la pelu y acto seguido al Corte Inglés. Como su ideal de belleza lo representaba mi chándal de yonqui, decidí que yo elegiría la ropa.

Y sin solución de continuidad, nos fuimos a dar una vuelta por ahí, por el centro, con la marabunta. Que espabile rápido, pensé.

Casi se muere, claro.

Decidí que la muchacha daba bastante trabajo y que ponerla al día de las cosas que son aceptables y no, como hacer sus necesidades en la vía pública, iba a llevarme más tiempo del que había planeado. Yo quería una buenorra para presumir y eso, no para que me diera preocupaciones. Resolvimos que la llevaría a su casa, a su tiempo, pero quiere llevarse una cosa de esas que canta (creo que se refiere al Ipod), ropa, zapatos y comida.

- ¿Quieres también una lavadora? Puedo ponerte un generador y un depósito gigante de gasolina para que tengas electrici... para que funcione.
- No, no hace falta, mi señor.
- ¿Y luz eléc... mágica, para que pueda iluminarte por la noche? Con 4 o 5 placas solares vas que chutas.
- ¡Oh, sí! Para admirar mis zapatos por la noche.
- Ainsss

martes, 8 de febrero de 2011

Sustituto de Kubica

Inmediatemente después de enterarme de lo de Kubica, he hecho lo lógico en estos casos, ir al INEM y al Servicio Andaluz de Empleo a preguntar por el tema y pedir la vacante.
- No hijo, aquí no llevamos eso.
- ¿Y dónde podría informarme?
- Ni idea, yo qué sé, pregunta en Renault

Llamo a Renault España, y me atiende una chica muy simpática. Le pregunto por el tema y lo mismo, ni idea. Me sugiere que pregunte en Renault Francia, porque allí llevan los temas del deporte.

Desempolvo mis libros de francés, en particular "En Effeuillant la Marguerite", para practicar un poco, es importante causar buena impresión. Me doy cuenta que los libros de idiomas de bachillerato no sirven para nada. Puedes preguntar si va a llover, cómo se coge el autobús, y cosas así. Muy útil para irse con los colegas a perder el tiempo por Europa, pero totalmente inútiles para buscar empleo, que debería ser el centro de toda enseñanza. Así, los libros de francés deberían explicar cómo solicitar empleo, las convenciones sociales que conviene tener en cuenta en estas situaciones, dónde hacerlo, y el transporte que debes utilizar para acceder a los centros de empleo más importantes.

Total, que me armo de valor, y después de repasar el "comment allez vous" llamo a Renault Francia. Otra muchacha muy simpática me atiende pero ni flowers (ni fleurs, perdón). Que allí tampoco llevan eso, que tengo que llamar a Inglaterra.

Me fastidia tanta vuelta, pero me alegra el tema de inglaterra porque el inglés sí que lo tengo dominado. Miro en Google el teléfono del equipo y allá voy. Después de algunas idas y venidas hablo con el tío que lleva lo de los pilotos. Le cuento que me he enterado, de casualidad, de lo de Kubica, que es una pena y tal, pero que aquí estoy yo para lo que haga falta, que me hace mucha ilusión el puesto y que como más o menos medimos lo mismo, que hasta se ahorrarían el tema del mono, porque lo podría utilizar yo.

El tío no está muy convencido, se nota que es un profesional de los recurso humanos, un tío duro, pero yo sigo insistiendo. Que tengo el carnet B1, 20 años sin incidentes de importancia, que me gusta pisarle (no menciono que nunca me han multado por exceso de velocidad, porque no sé si será bueno o malo), en fin, que me describo como un tío prepardo.

Le cuento lo del master en marketing, que controlo un montón de Microsoft Office (sé hacer macros en excel, se me dan muy bien) y el Power Point lo domino totalmente. Esto no parece interesarle mucho, la verdad es que me da rabia tener que explicarle lo importante que es tener una formación transversal en condiciones, pero está reacio.

Empieza a insistir mucho con lo de la experiencia en competición, y, la verdad, ahí me ha pillado un poco. Le digo que no tengo, pero que aprendo rápido. Que he visto muchas carreras y que más o menos sé cómo funcionan. Que sale bandera amarilla, hay que ir más despacio, que sale roja, creo que también. Total, que si sale una bandera, voy con cuidado siempre, para no confundirme, y si es a cuadros, que se acabó y a casa. Como veo que el tema se me está yendo un poco, insisto en mi disponibilidad, que si es por horas, que no hay problemas, que yo echo las que hagan falta, que puedo echar una mano en el taller, cambiar ruedas y cosas así.

Entonces va el tío y me dice que claro, que las próximas pruebas son el próximo domingo y le digo que bueno, que un domingo no hay problema, pero que si son muchos habría que verlo. Me dice que sí, que las carreras son todas en domingo. La verdad es que el domingo me parte, porque estoy en la peña del fútbol y ya tengo pagados un par de meses por adelantado y bastante pelea tengo ya con mi mujer por irme los domingos como para encima correr en la fórmula 1. Le digo si las carreras pillan mucho tiempo y me dice que sí, que todo el día. La verdad no lo entiendo. Si hay técnicos y mecánicos y un montón de gente, que me dejen el coche preparado, yo voy media hora antes, veo el circuito - curva a la derecha aquí, a la izquierda allá, así más o menos - y el resto que me lo vayan explicando por la radio, que paso del carrusel deportivo, y que me cuenten lo que tengan que decirme.

El tío me dice que no, que si la experiencia, que si más experiencia, y que ya tienen visto a un tío. Hombre, interés, lo que se dice interés, yo he mostrado bastante, no sé el otro, que yo creo que ni habrá llamado, pero bueno, le he dejado mi teléfono por si acaso el otro les falla.

Si sale el tema prometo gorras del equipo para todos. A precios de amigo, claro.

martes, 25 de enero de 2011

En casa con una moza medieval. Parte II

Lucía. No me lo puedo creer. Tengo a la mujer más bella del mundo, quizá de la historia, en casa, esperándome. Llegaré del trabajo y tendré esa vida que siempre he soñado, al lado de una persona simplemente excepcional. Lucía... qué bonitas rimas se me vienen a la cabeza con tu nombre, qué sentimientos más puros has resucitado en mí. Todo este tiempo he sabido que nací para traerte a mi lado y hacerte feliz. Lucía...



Llego a la oficina y noto a mis compañeros bastante nerviosos. Supongo que no están acostumbrados a esta sonrisa absurda que llevo en la cara. Soy plenamente feliz y no puedo disimularlo. Tengo ganas de cantar, de mirar al cielo y sonreír como lo hacía Gene Kelly en “Cantando bajo la lluvia”.

La mañana pasa volando. No he tenido tiempo para chatear con nadie, pero mis amigos ya conocen tu existencia. Cambio mi estado en Facebook, “en una relación”: sé que unos cuántos se alegrarán, por fin, de leer eso... Y dejo un enigmático apunte en Twitter: “Hace muchos años lucía, ahora deslumbra...”

Hablo contigo a cada hora. No reconozco mi propio tono de voz, mi uso desmedido de los diminutivos, mi tartamudeo. Mi jefe me mira de reojo y esboza una sonrisa, como recordando sus momentos de noviazgo más intenso. Está decidido, iré a comer a casa, necesito verte, necesito sentirte.

Vuelvo al metro. No te vas de mi cabeza. Te veo en todas las caras... un momento... ese anuncio de yogures... esa sonrisa... ¿Puede ser Lucía? ¡¡¡¡Es Lucía!!!! ¿Cómo es posible?

Saco una foto con el móvil al cartel de Danone y echo a andar hacia casa. No puedo creerlo, mi chica medieval tiene un doble perfecto en nuestra época, la voy a sorprender con la noticia.

Abro la puerta y escucho el inequívoco chorrear de la ducha. Mi mujer del pasado debe seguir obsesionada con esa suerte de lluvia artificial entre cristales y porcelana, como me dijo por teléfono.

Aprovecho la circunstancia para documentar un poco mejor la anécdota del metro: utilizo Goggles para buscar la imagen en internet, porque estas herramientas modernas reconocen las caras mucho mejor que un prosopagnósico como yo. El buscador la identifica como a una modelo escocesa, Louise Parker... y de paso me muestra algunas otras imágenes de la “doble” con la misma ropa que ahora mismo debe llevar Lucía en mi ducha. Muy mona, pero mi mujer eterna es mucho más exuberante.

Recibo algunos mensajes en el móvil: “Por fin!! Enhorabuena Píter!!!”, “Alguien ha entrado en tu cuenta del facebook y te ha gastado una broma...”, “Llámame AHORA!!!”, “Ven a Jazztel, por 9,95Euros al mes”...

Lucía sale del baño, majestuosa. El pudor no existía en su época, está claro. Se aproxima a mi y, sin importarnos la seda de mi corbata ni la humedad de su cuerpo, nos abrazamos ardorosamente. Le enseño la foto de Louise, su doble, y su expresión, lejos de la sorpresa, irradia preocupación. Se mete en la habitación -“deja que me vista para la comida”- y cierra la puerta, tras de sí.

CONTINUARÁ...

(Idea original de Gorilo, reinventada por Diego)




viernes, 21 de enero de 2011

Baile de cifras, conclusiones extrañas

Recientemente, con la nueva ley antitabaco, estamos escuchando a diario en las noticias todo tipo de cifras al respecto, la cantidad de cigarros que se fuman al día como media, los precios del tabaco, los miligramos de humo que se expulsan a la atmósfera por parte de los fumadores...

Pero hay dos datos que me han llamado poderosamente la atención, según las últimas encuestas (y parece que coinciden unas cuantas) hay datos que dicen que la población fumadora en España es alrededor del 25% y que los fumadores están disminuyendo año tras año.
Por otro lado, hoy mismo he visto en un telediario matutino (que en lugar de venir en bolsa como las patatas matutano, es el que echan por las mañanas temprano) que el 55% de los establecimientos hosteleros están despidiendo a gente porque han notado un descenso en sus ventas de aproximadamente el 70% debido a la ausencia de fumadores en sus locales.

Veamos, según nos cuentan, solo el 25% de la población fuma, pero dicen que como ahora no se puede fumar en los bares, se está perdiendo un 70% de recaudación. ¿Quieren hacernos creer que ese 25% de la población española es la que se bebe el 70% del alcohol de este país? Si así fuera, el problema no es de tabaquismo, es que esos pobres que conforman ese 25% lo tienen todo, solo falta que también les achaquen un incremento en el consumo de droga y delincuencia y que los empareden a todos.

Yo no soy fumador y a pesar de que reconozco que el tabaco es perjudicial y me alegro muchísimo de ver que puedo disfrutar de tomar algo sin apestar a humo ni tragarme las exhalaciones tóxicas de otros, pero de ahí a demonizar como se está haciendo a la población fumadora va un trecho.

A ver si de una vez somos coherentes con los números y hacemos estudios realistas sin caer en sensacionalismos ni interpretaciones surrealistas de los más que extraños datos expuestos.

Próximamente (porque será el siguiente colectivo que toque manipular) los moteros, esos "locos temerarios" de la carretera... y ahí sí que entraré al trapo.

lunes, 17 de enero de 2011

Gastos de... ¿gestión?


Nos estrenaremos por aquí en un día repleto de asombro e indignación con algo que últimamente y cada vez más, se va extendiendo por la multitud de sitios a los que podemos acceder para realizar cualquier tipo de transacción electrónica con dinero de por medio.

Pongámonos en antecedentes:
Un día cualquiera estás en tu puesto de trabajo y se te ocurre que quieres comprar un par de entradas para sorprender a tu maravillosa novia y llevarla a un espectáculo; entonces piensas en acudir a taquilla y comprarlas allí pero te surge la duda de que si lo haces de la manera tradicional, eso implica que tenga que haber un edificio por el que pagan alquiler, una serie de gente que realice mantenimiento del mismo (iluminación, reparaciones, limpieza...) así como por lo menos una persona atendiendo la taquilla (hasta que no se pongan de moda los robots taquilleros tendrá que seguir habiendo una persona allí), además esta persona tiene que entrar al sistema, meter tus datos, asignarte unas localidades (la mayoría de veces sin que te quede muy claro si son las mejores porque lo decide el amable vendedor bajo su propio criterio y tras un larguísimo periodo de deliberación de unas 5 milésimas de segundo)... en fin, todo un maremágnum de gastos asociados lo que sin duda, aplicando la lógica más básica, encarecería el precio de esas preciadas entradas.

Por otra parte, si utilizas las más modernas tecnologías que la ciencia ha puesto a tu disposición (ese PIII con 256MB de RAM con una RDSI a 64Kb que tienes como puesto de trabajo en la empresa aun estando en 2011), puedes comprar de una forma más rápida las entradas, eligiendo tú mismo las localidades y evitando que la empresa vendedora necesite toda una serie de infraestructuras y de personal para ello, lo que hace que le ahorres multitud de gastos y solo necesiten su servidor online con un software que compraron hace 10 años y funciona igual que entonces (igual porque va igual de mal, de lento y es igual de tedioso de utilizar que entonces porque nunca se le ha hecho más mantenimiento que actualizar el antivirus) sin necesidad de que el propio programita de marras haga nada ya que hasta tú metes todos los datos necesarios y eliges los sitios deseados.
Decidido, opto por la compra online, que es más cómodo para ellos, para mi, más rápido y seguro que más barato.

Cuando acabas de introducir todos los datos después de que el formulario te los haya borrado 3 veces porque olvidaste meter la fecha de nacimiento de tu pez favorito, el color de la sábana bajera de tu abuela y la potencia de la bombilla del salón del vecino del edificio de al lado, eliges los sitios de entre los 5 que quedan libres (¿cómo puede ser posible que si la venta empieza a las 10 y yo entro a las 10:01 y hay disponibles 35675 entradas, solo queden 5 libres?) y compruebas como el precio es el mismo que ponía el cartel que colgaba de la taquilla la tarde anterior con el anuncio de la fecha del espectáculo. Bueno, no me he ahorrado nada, piensas, a pesar de haberles hecho yo todo el trabajo y haberles ahorrado bastantes costes, pero para tu sorpresa, lo mejor aun está por llegar... ¿me habrá tocado un perrito piloto o una muñeca chochona? ¿quizás me harán un megadescuento de un 0'005% en mi próxima compra superior a 500€? ¿me darán a lo mejor un calendario del año pasado que no pueden vender? no, mucho mejor, cada entrada cuesta 50€, así que el total de mi compra es de 100€, pero oh, sorpresa, me ha correspondido un cargo de 47'82€ por entrada en concepto de "Gastos de gestión".

Es decir, ¿me están diciendo que si hubiera ido a la taquilla, por el mismo precio hubiera podido ir 2 veces al espectáculo? Pues sí, me temo que es así, pero es muy tarde para anular la compra y arriesgarme a que cuando llegue a taquilla la señorita vendedora haya salido a tomar café aburrida porque no tiene clientes y los ávidos compradores online se hayan llevado las últimas 5 entradas que quedaban, así que resignado compro mis 2 entradas al doble de su precio pagando mi trabajo a la empresa que vende los tickets.

Tras pensar un momento, decido mandar un mail al buzón de contacto que encuentro escondido en un mar de páginas tras más de 10 minutos buscando en su horrorosa e inaccesible web con el siguiente texto sin muchas esperanzas de recibir respuesta alguna:
Acabo de proceder a comprar 2 entradas para un espectáculo a través de su web, pero al ir a efectuar la compra he visto que cobran 47'82€ de gastos de gestión por algo que hace un sistema informático sin que nadie tenga que intervenir para nada. ¿Me podrían explicar en qué consisten esos 47'82€ de los supuesto gastos de gestión que pretenden cobrarme para no sentirme estafado y robado? Gracias.
Para mi sorpresa, pasada media hora recibo contestación (se ve que como el sistema lo hace todo solo y no tienen trabajo alguno, por lo menos se dan prisa en contestar los mails), me decían lo siguiente:
Estimado cliente:

La diferencia que existe viene dada por los gastos de comisión que se cobran por la venta anticipada y tener garantizada una butaca.
Atentamente,
Servicio de Atención al Cliente.
Es decir, que tocará suponer que si la compra la realizas en taquilla, lo más probable es que te toque sentarte en el suelo en el mejor de los casos, pudiéndote tocar en el momento de la asignación de sitios que te sientes en un extintor o lo que es peor, en un cenicero con el consiguiente olor a colilla en las posaderas ya que no te garantizan que te toque una butaca (butaca que por otra parte espero poder llevarme a casa, porque por los 47'82€ por darte un asiento, no queda otra que te regalen la silla donde te toque sentarte a modo de recuerdo)

Solo me cabe plantearme si será posible acudir a taquilla con una silla plegable debajo del brazo y solicitar un par de entradas para mi espectáculo favorito la próxima vez indicando que no hace falta que tarde sus 5 milésimas de segundo en asignar asiento, que ya lo pongo yo mismo donde vea un hueco.

jueves, 13 de enero de 2011

En casa con una moza medieval. Parte I

7:00 de la mañana...esa hora en la que el despertador suena día tras día de lunes a viernes durante todo o casi todo el año.

Me estiro, bostezo cual oso pardo y me rasco entre las piernas para ver que todo lo que tiene que estar en su sitio está. Me incorporo y bajo las piernas de la cama (aún no he podido abrir los ojos), me rasco la nuca y de nuevo entre las piernas. Me vuelvo a estirar...me levanto con todo el sigilo que mi torpe y gran cuerpo me permite para no despertar a la doncella que me he traído en mi Delorian desde la edad media, si si, de la edad media. Consigo abrir mas mal que bien los ojos y la miro...Que guapa es... en esta época no habría conseguido nunca una muchacha tan hermosa y me voy a la ducha.

Solo llevamos aquí dos días y los hemos pasado en la cama haciendo el amor y comiendo de encargo... ha alucinado con las comidas modernas... y hoy ya la tengo que dejar sola... ayer la estuve explicando como funciona el teléfono por si me tiene que llamar... y la tele para que este entretenida (el Ipad lo he guardado porque aun no la veo preparada para usar mi mas preciado tesoro...)

Mientras desayuno no me la puedo quitar de la cabeza... casi se me quema la tostada, se me ha salido el café y me he tenido que cambiar la camisa...porque me he tirado el zumo encima... pero sigo sin poder quitármela de la cabeza... estoy como flotando en una nube... feliz, sonriente... ¿estaré enamorado?

Entro en la habitación para despedirme. - Lucía (así se llama) - la susurro - Lucia, me tengo que marchar - PERO QUE BONITA QUE ES... - ¿Te acuerdas de todo lo que hablamos ayer? Te dejo el número al lado del teléfono para que me llames cuando quieras o para lo que necesites, como practicamos, ve la tele, o escucha música, date un baño y come algo que yo vuelvo enseguida, ¿vale?-,-Mmmmmmmm, vale hombre del futuro...MUACK!- Y me planta un beso en los morros... Definitivamente, ¡¡estoy enamorado!!

Me voy al metro y por el camino lo único que se es que no puedo quitármela de la cabeza.

CONTINUARÁ

(Idea Original de Gorilo)