sábado, 13 de diciembre de 2008

Un cuento de Navidad

Qué titulo más pretencioso, ¿verdad? Pero lo que sucedió el pasado miércoles se lo merece.

Salí de la oficina algo más tarde de lo habitual. Tras meses buscando a una persona de yacom, apareció precisamente a las 18:30 de hoy. Dejaré marchar mi lanzadera, pero no puedo desaprovechar esta ocasión. Carmen se brinda, además, a acercarme a Aluche en cuanto termine.

Llego a casa con poco tiempo, ya son más de las siete y media. El partido del Madrid, como siempre en Champions, es a las nueve menos cuarto. Cambio mi uniforme de trabajador por el de aficionado al fútbol y, bufanda del Madrid al cuello, salgo pitando hacia el Metro. Hace mucho frío, parece que el Zenit de S. Petersburgo ha traído algo más que su equipo a Madrid. Si hubiese nubes, seguro que nevaba.

Ya en el metro, hago el trasbordo a la línea 10 en Casa de Campo. Me subo al vagón central del tren que acaba de llegar y me desabrocho, por fin, el abrigo, dejando a la vista mi indumentaria de forofo.

El vagón circula medio vacío, y yo voy escuchando un corte de la banda sonora de Love Actually, que se llama "All I want for Christmas is you". Bonita película, por cierto. De pronto, noto que un pasajero, sentado a un par de asientos a mi izquierda, está mirándome sospechosamente mientras habla por el móvil. Quizá sea alguien que conozco, ya sabéis de mis dificultades para reconocer rostros, quizá mi atractivo hacia los taxistas gay, así que sigo mirando al infinito mientras escucho mi música.

De pronto, llegando a Batán, se gira hacia mí y me toca el hombro:

- Perdona...
Quitándome el auricular izquierdo, le contesto:
- Dime...
- Estaba pensando si vas al estadio, a ver el fútbol...
- Sí, voy al Bernabeu.
- Pues bien, tengo dos entradas para el partido. Mi amigo, que venía conmigo, se ha puesto malo y me vuelvo para casa. Son del fondo Norte, arriba del todo, dáselas a algún chaval, seguro que hay alguien que quiera usarlas.
- ¡Claro! Gracias...

Y se baja en la estación de Batán. Estamos al aire libre, así que, por unos minutos, tengo cobertura de móvil... pero son casi las ocho y media. Si quiero que alguien use las entradas, tendré que ser rápido. Llamo a Miguelito, sé que su buen amigo Juan Pablo vive cerca del Bernabeu, igual quiere venir con su hija.

Miguel va conduciendo y no me escucha bien. Le digo que ofrezca las entradas a Juan Pablo, y que le llamo en cuanto salga a la superficie, ya en el Bernabeu.

Entretanto, ya bajo tierra, miro las entradas una y otra vez. Son legítimas, sólo hay una pequeña diferencia con las que había visto hasta ahora: un pequeño letrero debajo del partido, indica que corresponden a la "Promoción Carné Madridista".

Salgo a la calle, son las nueve menos veinte. Llamo a Miguelito y me dice que Juan Pablo no quiere las entradas, que hace mucho frío para ver el partido in situ, lo verá por la tele. Genial.

De camino hacia mi puerta, paso junto a las taquillas del fondo Norte. Allí veo que hay bastante gente en la cola, esperando para comprar sus localidades. Escuchando ya el himno de la Champions que proviene de la megafonía del estadio, me aproximo a los últimos de la fila, un señor con apariencia de suramericano y un chaval que debe ser su hijo. Llamo su atención y, aun a sabiendas de su contestación, le digo:

- Disculpe, ¿va a comprar entradas para el partido?
- Pues sí, dos entradas...
- Es que precisamente me sobran dos entradas para el partido.

Saco las entradas de mi abrigo y se las tiendo...

- ¿Cuánto? - me pregunta, con cara de querer regatear...
- No, nada, se las regalo, ya le digo que me sobran.

El hombre, con una cara mezcla de asombro y de agradecimiento, las toma y se va a por su hijo.

- ¡¡Gracias!!

Le golpeo afectuosamente el hombro y le contesto.

- De nada, ¡feliz Navidad!

Son las nueve menos cuarto. Escucho el pitido inicial desde la puerta 55. Echo a correr escaleras abajo, y luego escaleras arriba, hacia mi localidad, que si empieza el partido como los últimos, me voy a perder algún gol.

Ya en mi asiento, le cuento a Jesús lo sucedido... y me sorprendo cuando el aficionado que se sienta detrás de mí nos dice:

- Anda!! Pues a mí me ha sucedido lo mismo. Me sobraban tres entradas del fondo Norte y se las he regalado a un señor que iba con sus dos hijos. El hombre me decía que si eran falsas, que si era una cámara oculta, que si en taquilla le habían dicho que no tenían tres asientos juntos, que si no se las iba a cobrar... y le he dicho: oiga, si no las quiere se las doy a otra persona.

Curiosa anécdota. El campo, casi lleno. El tiempo, gélido. El partido, entretenido a ratos. Y cinco personas disfrutaron del espectáculo de un modo que no podían imaginar.

Feliz navidad a todos!!

2 comentarios:

  1. A mí me pasó algo parecido pero con una entrada para el cine... mola

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  2. Pues a mí con un ticket descuento de Hipercor. Un día lo recibí, y otro lo di.
    ¡Qué satisfacción cuando uno da!
    Recordadlo chicas, ¡dadlo todo y entregaos! Y así seréis felices.

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