sábado, 11 de octubre de 2008

Muerto al llegar

La otra noche, en uno de los canales temáticos perdidos en la inmensidad de la oferta televisiva de pago, rescataron del olvido una peli de finales de los 80 de la que guardaba un grato recuerdo. Una Meg Ryan juvenil daba la réplica a su entonces marido, Dennis Quaid en el remake de una peli de los 50, "Con las horas contadas", que aquí se llamó "Muerto al llegar (D.O.A.)".

Como casi siempre sucede, estos 20 años han dejado bastante anticuada la película. Lo más destacable era la nostalgia que la vestimenta, el peinado, la imagen de los jóvenes de entonces, y la música de sintetizadores, trajo a mi mente, porque artísticamente el buen recuerdo se tornó en amarga decepción. Primeros planos infinitos, cual culebrón venezolano, sonido penoso, con especial mención a las lamentables interpretaciones de los actores de doblaje... en fin, una penita.

Pero vaya, la filosofía de la película sigue siendo interesante. Para los que no la recordéis, la película arranca en blanco y negro (curioso), con Dennis Quaid entrando en las Urgencias de un hospital y declarándose a sí mismo como muerto. Un flashback a unas horas antes nos traslada a un pasado ya en color (¿no dije que era curioso?), en que se explica que ha sido envenenado por alguien, y la muerte le espera, irrevocable, no más de 24 horas después de haber presenciado el suicidio de uno de sus mejores alumnos, de haberse divorciado y de haber visto morir, asesinada, a su ex-mujer en sus brazos... Pues bien, lo interesante es que el hombre, aparte de volverse loco, replanifica lo poco que le queda de vida con el fin de descubrir quién le envenenó y, llegado el caso, vengarse. De por medio, se pega (en sentido literal, con Loctite) a su alumna y fan numero uno, Meg Ryan, se la trajina y le deja unos autógrafos curiosones. Ella le regala a cambio una frase de ésas que quedan grabadas para siempre en el subconsciente del espectador más atento: "This is life. Here, now. Take it or leave it."

Aunque claro, es un remake. La idea no es original. Tampoco será la última vez que se utilice. Sin ir más lejos, el disparatado argumento de "Crank" parte de un origen parecido. Incluso otra de mis pelis contemporáneas favoritas "Love Actually", arranca con una voz en off que, entre otras cosas, recuerda que las personas que iban a perecer en las torres gemelas de Nueva York dedicaron sus últimos momentos a llamar a sus seres más queridos.

Pues bien, una vez establecido todo este contexto, viene la pregunta: si estuviéseis absolutamente seguros de que vais a morir en breve, ¿cómo aprovecharíais vuestros últimos momentos?

Hala, ponedlo en los comentarios y mientras tanto, un poco de música...



4 comentarios:

  1. Jooder!!! Uno llega de vacaciones y te encuentras con esto...

    Menuda pregunta!!!

    La verdad es que no tengo ni idea, y no vale con imaginar que es tu último día, hay que saberlo, sentirlo, para poder actuar como tal.

    Pero, imaginando que es mi último día, desde luego no estaría aquí trabajando y en los tiempos muertos leyendo el blog ;-p.

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  2. Bueno, como nadie hace el ejercicio, lo haré yo (sin sustos, plis, es tó mentira):

    Miercoles, 15 de octubre de 2008.

    Hoy es mi ultimo día. Siempre se ha dicho que es difícil despedirse por mail de la gente con que has trabajado. Cuánto más lo es despedirse para siempre de todo el mundo. Me quedan pocas horas y sólo pienso en dar lo que tengo, lo que me queda, que es todo menos salud.

    08:00 - Me levanto y le doy un beso a mi madre, porque ya me da igual que me pegue la conjuntivitis, total, si me cerrarán los ojos esta misma noche. De propina, le regalo otro antes de irme a la oficina.

    Allí, desayuno con mis chicos, doy un beso a Carmen, y una palmadita a Saimon, pero no les diré nada más... aún. Convoco a todos a una reunión importante en el Bernabeu, a las 8 de la tarde. Doy todas mis passwords a Simón, que se huele algo... pero sé que no vendrá.

    Hago una videollamada a mi amigo Ángel, está lejos y ya no le podré ver...

    11:00 - Voy a buscar a mi hermano, y vamos a mi casa, tengo que jugar una última partida con él. Le dejo escoger el juego. Me da una paliza en la consola.

    12:30 - Veo por última vez Pulp Fiction y disfruto como nunca de ella.

    15:00 - Comemos juntos en mi casa, toda la famiia. Saco las botellas de Aalto PS que guardaba para una ocasión especial. Qué rico el cocido de mamá. Lástima que nadie lo vuelva a valorar como lo hice yo. Hablamos de lo injusto de la vida y de la huella que he podido dejar aquí. Preparo mi discurso de la tarde.

    18:00 - Llamo a mis queridas compis del "harén de Barcelona", y a otros amigos a quien quiero informar de mi pronta partida... es curioso, pasa el tiempo, inexorable, pero me tranquiliza despedirme de ellos con esta entereza. Para lo que queda, no voy a venirme abajo moralmente, bastante tengo con este dolor de cabeza...

    20:00 - Estoy en el Bernabeu, no se ha presentado nadie, quizá la convocatoria fue demasiado próxima a la reunión, quizá demasiado poco clara... o quizá es lo que merezco. Me desquito visitando una vez más la sala de trofeos con mi madre.

    21:00 - Conociendo mi situación (mi madre lo va largando por doquier), me facilitan la entrada a las oficinas y allí, después de darle un tremendo abrazo (y de contagiarle, pues, la conjuntivitis) al gran jugador y mediocre directivo que es Pedja Mijatovic, le comento mi opinión sobre la plantilla de este año y cómo vamos a ir a pique si no fichamos bien en enero. Le cuento que visitaré ahi arriba a Juanito, a Puskas, a Miguel Muñoz, a Fernando Martín, a Mirza Delibasic, al mismo Bernabeu... total, tengo toda la eternidad por delante para que me den cita...

    Me regalan una camiseta con mi nombre, que doy a mi madre para la colección. Mi sobrino va a heredar una buena...

    Y ya puestos, le pido a Pedja que Raúl me dedique su próximo gol, en el derbi del sábado. Mierda, me perderé el derbi!!!

    Juega España. ¿Debería ir a ver el partido? No. Hago unas llamadas y me dan la dirección de los domicilios de mis amigos. Es curioso, qué pocos amigos han venido a mi casa y yo ni siquiera he ido nunca a las suyas. Los voy recogiendo en procesión, con la verdad por delante ninguno se niega.

    23:00 - Me doy cuenta de lo mucho que se ha parecido este día a otro cualquiera de los que he vivido. Y eso me hace sentir bien. Quizá mereció la pena.

    00:00 - Grabo un video de despedida y lo subo a este blog. Como dice la canción "The show must go on".

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  3. Me quedan 24 horas, no hay tiempo que perder. Conduzco hacia la circunvalación y me dedico a dar vueltas esperando que una furgoneta de reparto se me pegue al culo -cosa que odio-. Me doy el gustazo de dar frenazos y que se estrellen contra mí. Como tengo más de un metro de maletero puedo repetir esta tarea varias veces. Si el coche ya no me sirve, alquilo otro.

    Dedico 20 horas a esta tarea.

    A continuación paso mis últimas 4 horas con mi familia. Como por fin tengo una cobertura de móvil decente en mi casa - he robado una antena y la uso de almohada - hago videollamadas (previamente me hago de contrato, claro) a los amigos.

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  4. mecachis en la mar, pues si te digo que con las prisas me he olvidado de tomar el antidoto, ¿te lo crees?. Creo que me voy a casita, tomaré un par de cañas con los colegas, le hecharé un kiki de despedida a la churri, cenaré con mi familia y finalmente al sobre, que pa un dia que no tengo que madrugar...

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