viernes, 23 de mayo de 2008

Tres poemas

Tres poemas: uno da nombre a este blog, carente de toda métrica y otros dos, más académicos pero igualmente desesperados.

Mientras los leéis, escuchad este temazo. Explica la misma sensación:





LANGUIDECIENDO


Cuánto tiempo más seguiré pensando

que si mi móvil sonó, fue un mensaje tuyo,
que me echas de menos un poquito,

que lo de Navidad fue perdonado,

que piensas en mí como yo en ti,

que tu vida sería mejor a mi lado,

que la mía se me escapa en soledad.


Cuánto tiempo tiene que pasar
para que repare en el resto del mundo,

y recupere mi pasión por el fútbol,

lea mis cómics, escuche mis canciones,

vuelva a ver mis pelis favoritas,

para que pueda vivir mi propia vida

y no estés presente a cada minuto.


Olvidaré tu rostro, tu sonrisa,

olvidaré el sonido de tu voz,

olvidaré si prefieres café solo,

el blanco, el negro o el beige,

si venías los jueves o los viernes,

si trabajabas en casa o en Orange.


Pero nunca, jamás olvidaré

todo esto que aún estoy sintiendo,

mis fines de semana congelados,

mis interminables noches en vela,

que te tuve dos años a mi lado

y no te pude mostrar mis sentimientos,

y cuando al fin lo hice, no lo vi;

que cada vez que apareces en mis sueños

me despierto llorando, echándote de menos.


Porque sin rostro, sin voz y sin café,

sin colores, sin tiempo y sin trabajo,

eres la pura esencia de mi corazón

y te amaré siempre, mientras viva.





ME LLAMARÁS

Me llamarás cuando canten las alondras.
Me llamarás cuando amarillee el trigo.
Me llamarás cuando, al fin, te encuentres sola.
Me llamarás si precisas un amigo.

Me llamarás si tus ojos vierten llanto.
Me llamarás si te deja aquél que amas.
Me llamarás cuando pierdas tus encantos.
Me llamarás si a tu pelo afloran canas.

Sé que me llamarás, de eso estoy cierto,
aunque quizás no atienda tu llamada
pues, tal vez, cuando llames habré muerto
y seré sólo un alma enamorada.




TUS CARTAS

Impaciente espero que lleguen tus cartas
las leo mil veces, mas como si nada.
Nunca encuentro en ellas la emoción soñada
ni esa sintonía que encienda mi alma.

Me envías mil besos. Son sólo palabras.
Cuando estamos juntos, siempre te me escapas
del cerco amoroso que mis brazos marcan,
con un gesto adusto o una carcajada.

No llego a tus labios, pues tuerces la cara
y el beso furtivo que yo te lanzaba
muere en tus mejillas sin que pase nada.
Luego, por escrito, mil besos me mandas.
Déjate de historias. Dilo cara a cara.

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